viernes, 3 de abril de 2009

Viernes 3

Hoy, otra vez turno mañana.
Apenas entro en el Abasto, cerca de la Mesa de Informes. Me encuentro con Juan Schmidt. Con Juan nos conocemos de Haciendo Cine. Desde hace años está a cargo del blog El Odiante. Hace poco vino de Europa, y pelado. Quiere parecerse a Jason Statham. Gran pibe (Me refiero a Juan, no sé El Transportador).
Vamos por Afterschool, que no podré ver mañana a las 14 hs. Desde la óptima de Rob -un adolescente con algunos problemas de conducta y adicto a los videos de internet-, podemos vislumbrar la pudrición dentro de un prestigioso colegio pupilo estadounidense, en especial después de la muerte de dos alumnas muy importantes. El estilo elegido por el director Antonio Campos es contemplativo, cuasiminimalista, casi sin música, provisto de planos fijos y juegos con el foco. Además, nunca hay sobreexplicaciones ni detalles estúpidos. Un poco como el Gus Van Sant más experimental, pero sin la steadycam. De lo mejor del Bafici ’09.
Juan debe comprar unos medicamentos para la novia. Quedamos en vernos en unas dos horas, para la privada de El niño pez. Pienso en meterme en otra privada, pero mejor aprovecho para comer algo y dar vueltas. De la Mesa de Informes voy al hall de Hoyts, de ahí otra vez para la zona de la Mesa. Nadie muy conocido... salvo Arturo Puig, sentado a una mesa frente a una muchacha que podría ser su hija. Pienso que uno de los representantes del “Nuevo Cine Argentino” podría filmar una película sobre alguien que camina mil veces por los mismos lugares y nunca pasa nada.
Yendo a la privada de El niño pez me reencuentro con Juan. Junto a él, Romina Gretter, acreditada por El rincón del cinéfilo. Macanuda. Ingresamos en la Sala 10 con bastante tiempo, pero igual está casi llena.
Ni Juan ni yo nos engañamos: el gancho para ver la segunda obra de Lucía Puenzo consiste en los momentos lésbicos entre el personaje de Inés Efrón (una adolescente de clase alta) y su mucama paraguaya, interpretada por Emme. Sí, hay escenas de alcoba (o de bañera, para ser más precisos), pero más que nada es una historia de amor en la que ambas estarán dispuestas a todo –incluso al asesinato- con tal de vivir felices juntas. Uno de los film argentinos más extraños del festival, ya que, con sus defectos y virtudes, tiene argumento y entra en la categoría de Cine, no de ejercicio teatral ni nada de eso. Lo mejor sigue siendo Emme. Es muy convincente como paraguaya, al punto de hablar y cantar en guaraní. La presencia de Arnaldo André como el padre de la chica genera un poquito de risa. De hecho, su personaje tiene un pasado como actor de telenovelas.
Ah, el título no es tan mentiroso: sí hay un “niño pez”, que aparece en escenas propias de un Guillermo del Toro relajado.
Debo regresar a mis pagos. Nos despedimos con Juan y con Romina. Seguro volvamos a vernos en las pocas horas que quedan de festival.
¿Alguien sabe si habrá una fiesta de cierre?

Y si dejan comentarios, no nos ofendemos.



Juan en la Sala 8, donde vimos Afterschool.

La programación del Bafici en el Hoyts.

Comida de McDonald’s.

Romina, de El rincón del cinéfilo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario