jueves, 26 de marzo de 2009

Jueves 26

Y arrancó la maratón de películas, nomás. Los cinéfilos ya pueden saciar su sed. Empezó el 11º Bafici.
A eso de las 14 hs caigo en el Abasto. Ya tenía entradas para el documental sobre cine B australiano, pero primero quiero ver Acné, una producción uruguaya, que comienza a las 15. Antes de sacar la entrada (¡Por qué no me acreditaron, &%=$/”!), voy a la Mesa de Informes y agarro el primer Sin Aliento del año y una guía del festival a cargo de Clarín. Miro alrededor. Uno siempre quiere localizar a algún conocido. No tardo en encontrarme con Flor, que descansaba en uno de los asientos ubicados cerca de la Mesa. Venía de ver Excursiones, de Ezequiel Acuña, en una privada. “Me gustó”, dice, y eso que no es fanática del director. También dice que José recién se fue para regresar más tarde. Hoy no podremos cruzarnos, una lástima.
Flor me acompaña a sacar las entradas, ya que ella también debe comprar algunas para más adelante. Larga la cola, y siempre en zigzag. Durante la espera, hablamos del blog que estás leyendo ahora y me da unos volantitos alargados para seguir con la publicidad de guerrilla.
Faltando media hora para el comienzo de Acné, dos organizadoras forman una fila especial para los que quieren ir a las funciones que se inician en pocos minutos. En un costado, pibes de secundaria protestan porque sacaron entradas para una película que no podrán ver, o algo así. El asunto es que quieren que les devuelvan la plata.
Entrada en mano, viendo que me quedan varios minutos, subo hasta el primer piso. Para llegar a las nuevas oficinas de prensa atravieso un túnel con afiches en las paredes. Raro. Nadie en las oficinas. Volveré más tarde.
Entro en la Sala 6, donde se proyectará Acné. Como siempre, hago un paneo con la cabeza por si hay alguna cara familiar. Tan concentrado estoy en eso que no me fijé en dónde me siento y termino junto a un grupo de pendejas que comen pochoclo, beben Coca y hablan en la jerga “tipo na’, boluda”. No pude huir: tres chicas ocupan los asientos de mi lado izquierdo. ¡Ouch!
Antes de la peli, las promos (hace años que no cambian) y uno de los videítos de todo Bafici. Me toca padecer el plano estático de un búho -o lechuza, nunca me acuerdo cuál es cuál-, dirigido por Lisandro Alonso.
Acné es la historia de Rafa, un adolescente de La Cole, que se junta con amigos, sufre por el divorcio de los padres(el viejo es una mezcla de Guillote Coppola con uno del olvidado grupo cómico I Medici Concert), le da matraca a prostitutas y agoniza de amor por una compañerita de curso. Entre tanto, no sabe qué corno hacer para eliminar los granos que pueblan su cara. Un film chiquito, simpático, lleno de situaciones que uno vivió de más joven, sobre todo si se es varón. Cynthia, acá tenés cine oriental. ¡CUAK!
No bien aparecen los créditos, salgo corriendo a la Sala 2. La otra peli es a las 16:30... Pero llego justito justito.
Not quite Hollywood: the wild, untold story of Ozploitation había sido dada en el pasado Festival de Mar del Plata, pero no pude verla. Ahora tengo una dorada segunda oportunidad. Valió la pena esperar: se trata de un excelente y completísimo documental sobre el comienzo y el apogeo de la industria de cine exploitation en Australia, que se inició en los ’60 con comedias picarescas y siguió en los ’70 y ’80 con obras repletas de chicas desnudas, asesinos seriales, monstruos, explosiones, motoqueros, autos chocando. Muy poco de ese cine llegó a este país, salvo excepciones como Patrick, que también dieron el año pasado en La Feliz; Arlequín, El sobreviviente (ambas protagonizadas por el británico Robert Powell), Razorback: el destructor –aquella del jabalí gigante- y, por supuesto, Mad Max. Entre los testimonios de cineastas y críticos australianos aparece Quentin Tarantino, quien se despacha con frases tipo “Esa escena es una de las más aterradoras de la historia del cine” o “Esa persecución es la más terriblemente realista jamás filmada”. ¿Habrá alguien más cinéfilo que ese hombre?
A la salida, vuelvo a la Mesa de Informes. La chica me dice que la grilla de funciones privadas no se consigue impresa. En ese momento identifico a Cynthia Sabat, sentada a una mesita frente a Gabriel, su media naranja. Les cuento que vi Acné y pinta una microscópica charla sobre el cine y la literatura made in Uruguay. Gabriel es un especialista en el tema. Unos jovencitos se acercan con la intención de reportear a Cynthia. Aprovecho para despedirme.
Bueno, así concluye la primera jornada. Espero llegar intacto a mi hogar y prepararme para mañana. ¡Estará José Jonca!


Mesa de Informes.

Flor, bien chiquita.

Mucha cola todo el tiempo.

Gabriel y Cynthia.

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